En ciudades grandes como Madrid y Barcelona, muchas veces vale más la pena moverse en bici que depender del transporte público o del coche. Esta última opción me parece muy desaconsejable, no solo por lo difícil que es aparcar sino por lo fácil que es que te pongan una multa.
Además, si vives en el centro de la ciudad es todavía menos práctico, lo mejor es moverse en bici. Por otra parte, ciudades como Barcelona están diseñadas pensando en esta posibilidad y hay bastantes carriles para bici.
Recién mudada a la ciudad Condal a un piso en la zona centro de Barcelona una de las primeras cosas que tenía en mente era comprarme una bici. La verdad es que, ahora que lo pienso, creo que me precipité un poco al hacerlo. Aunque, ya se sabe cómo son estas cosas que luego ni las haces.
Así que casi sin pensarlo, ahí la tenía una bici estupenda y estupendamente grande y aparatosa, que solo me planteaba un pequeño inconveniente: dónde guardarla.
Sabía de amigos que las tenían en el salón, pero muchas eran bicis plegables, algunos hasta habían conseguido integrarlas a la decoración de forma muy creativa colgándolas a las paredes o del techo, pero me parecía demasiado al no ser mi casa propia.
Tampoco teníamos trastero, así que dónde guardar mi bici empezó a convertirse en un verdadero problema.
Al hablarlo con otros amigos, me di cuenta de que no era la única a la que se le planteaba este pequeño problema. Muchos otros amigos se habían encontrado con el mismo dilema y entre todos aparecieron muchas posibles soluciones hasta que di con la mejor para mí.
Posibles Soluciones para Guardar tu Bici si vives en un Piso Pequeño
Está claro que, si vives en una enorme casa con jardín o en una casa en planta a la calle con garaje el último de tus problemas será dónde guardar la bici, pero las cosas cambian si vives en un piso pequeño y a compartir con otra u otras personas.
Este fue mi caso, y como estaba decidida a comprarme una bici para moverme por la ciudad me puse a buscar diferentes soluciones a este pequeño problema de dónde dejar mi bici.
Lo primero que pensé fue en dejarla en la calle porque tenía un buen candado, pero no encontré ningún lugar bien iluminado que me pareciera lo suficientemente seguro e al que poderla anclar así que desconté esta posibilidad.
La opción de dejarla en el garaje tampoco la contemplé en un principio, ya que no tenía plaza de garaje, pero un amigo me comentó que él había acordado con un vecino que tenía una plaza de garaje enorme, pagarle una cantidad mensual para poder poner ahí su bici.
Otra opción de la que me enteré es que hablando con la comunidad también se podía barajar la opción de poner un aparcabicis comunitario en una esquina del garaje que nadie usase.
Estas dos opciones me parecían interesantes, aunque después de hablarlo con mi compañera que llevaba más años viviendo en el piso me comentó que la comunidad de propietarios era bastante caótica y que ya podía armarme de paciencia.
Por otra parte, me comentó que ella llevaba tiempo con ganas de cubrir el pequeño balconcito que teníamos y que si lo cubríamos podría dejar la bici ahí. Me pareció una idea estupenda y la propietaria no nos puso ningún impedimento a hacerlo, así aprovecharíamos mucho más nuestra pequeña terraza.
Mi compañera de piso conocía los servicios de Toldos Clot, una empresa familiar de toldos en Barcelona que cuida mucho de la calidad de los productos. Además, dispone de taller propio por lo que tiene muy buenos precios además de incorporar siempre en su catálogo las últimas novedades en tendencias para toldos.
Gracias al trabajo de esta empresa cubrir nuestra pequeña terraza fue muy sencillo, y de este modo no solo encontré el sitio perfecto donde dejar mi bici sin que estuviera expuesta a la lluvia y al sol, además pudimos disfrutar mucho más de nuestra terraza.
Lo cierto, es que una vez que solucioné el pequeño problemilla de dónde guardar mi bici me di cuenta de lo buena idea que había sido comprármela y de lo mucho que disfruté de la ciudad al poder ir en bici a todas partes.