Una de las variantes más divertidas y apasionantes del ciclismo es sin duda el ciclismo en pista. Esta modalidad, en la que los corredores llegan incluso a superar los ochenta kilómetros por hora, ha sido la cuna de grandes deportistas que han adquirido un mayor protagonismo una vez que se han desempeñado en el ciclismo en ruta o en carretera.
Este es el caso de Bradley Wiggins. El corredor británico ha llegado a ser campeón del mundo y oro olímpico en la prueba de persecución individual y por equipos. Una verdadera institución en lo que al ciclismo en pista se refiere pero que será más recordado por haber ganado el Tour de Francia y la París-Niza en 2012, así como la prueba de contrarreloj en el mundial de 2014 y otras muchas citas.
En el municipio donde he crecido somos muy aficionados al ciclismo en pista. Somos paisanos de Óscar Sevilla, uno de los ciclistas más destacados del principio de los años 2000 (en 2001 fue el mejor joven del Tour de Francia y segundo clasificado en la Vuelta a España). Desde que éste consiguiera grandes logros en el mundo del ciclismo, el Ayuntamiento se volcó en la promoción del deporte de la bicicleta y construyó un velódromo en torno al campo de fútbol de la localidad. Esto nos animó a muchos de nosotros a practicar el ciclismo en el velódromo y creó pasión en torno a un deporte como este.
Hace poco tiempo se comenzó a luchar, desde una plataforma vecinal, por la remodelación de este velódromo. De un tiempo a esta parte el recinto había perdido algo de encanto y seguridad. Se encontraba descuidado, había grietas en la superficie y la gente que solía frecuentar el lugar lo hacía a sabiendas del peligro que conllevaba una situación como tal.
Esta plataforma vecinal, de la que por supuesto formo parte, se reunió con el Concejal de Deportes del municipio para tratar de hacer llegar la petición de que era necesaria una reforma. Efectivamente, tanto él como el equipo de gobierno se manifestaron de acuerdo a nuestra idea y comenzaron a moverse para tratar de encontrar alguna solución a través de alguna empresa que se dedicara a construir o reparar instalaciones de recintos deportivos.
Como la idea fue impulsada desde nuestra propia plataforma y desde el Ayuntamiento, pude enterarme bien de cómo se desarrolló el proceso. La empresa que se eligió para remodelar el velódromo fue Niberma. Uno de mis compañeros había obtenido información a través de su página web y la impresión que nos transmitió con sus suelos de resina epoxi era la de que se trataba de una empresa seria y digna de confianza para una misión como la nuestra.
Cumpliendo las expectativas
Nos decidimos por ellos y al poco tiempo comenzaron las obras para acondicionar un velódromo que esperábamos se encontrara en perfectas condiciones en un futuro próximo. Se trataba de un deporte grande para los vecinos del pueblo y para nosotros sería un auténtico sacrilegio que entrara en desuso a causa de las malas vibraciones que transmitía la pista.
Las obras duraron unas semanas y a su término nos encontramos un escenario óptimo y fantástico para el ciclismo en pista. La nueva superficie de cemento dejaba atrás las grietas, los baches y los inconvenientes de la antigua y proporcionaba un lugar mucho más seguro para los corredores. Las bicicletas podían deslizarse por ella con normalidad y eso era algo que agradecíamos puesto que habíamos carecido de una ventaja como aquella durante varios años.
El Concejal de Deportes de aquel momento, con quien mantenía una relación de amistad, me comentó una vez terminada la reforma que el precio no había trastocado demasiado el presupuesto de su Concejalía para el año en curso. Finalmente, se mostró agradecido con la plataforma por haber transmitido una petición como aquella y haber remitido al Ayuntamiento el contacto de una empresa tan útil.